Desde enero de 2015 y hasta final de curso y con una periodicidad quincenal se está poniendo en práctica dentro del Plan de Fomento de la Lectura el proyecto “Padrinos Lectores”.
En él participan alumnos de 4º de la ESO del IES Ornia y alumnos de 1º de Infantil del CEIP San José de Calasanz.
La iniciativa partió del Departamento de Lengua y Literatura y en ella también se encuentran implicados los profesores Sonia de Geografía e Historia y Simón de Filosofía.
En el colegio son las profesoras Ana Elena y Fefi quienes se han unido a la propuesta.
Se cuenta, igualmente, con la participación de sendos equipos directivos.
El objetivo es que los alumnos de 4º de ESO apadrinen a uno o dos niños de infantil y su cometido consiste en leer un pequeño fragmento de un cuento tradicional, de una historieta, o de lo que se considere más oportuno dado el momento del curso donde nos encontremos.
Alumnos de 4º de ESO
PADRINOS LECTORES from Angel Turrado on Vimeo.
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En el complejo universo de la protección contra incendios, hay documentos que trascienden la burocracia y se erigen como auténticos pilares de seguridad: el certificado de ignifugación es uno de ellos. No se trata de un simple papel, sino de un aval tangible que confirma que los materiales y estructuras han sido tratados para resistir y retardar la acción del fuego, un elemento cada vez más crucial en la protección de personas, bienes y patrimonio industrial.
El certificado de ignifugación es un documento oficial que acredita que un material, estructura, tejido o elemento ha sido sometido a un tratamiento ignífugo conforme a normas técnicas estrictas y ensayos homologados. Su objetivo es mejorar la resistencia al fuego, reduciendo la inflamabilidad de los materiales y limitando la propagación de las llamas.
Este certificado no solo cumple con las normativas nacionales y europeas, sino que se ha convertido en un estándar esencial para garantizar la seguridad pasiva en edificios residenciales, comerciales, industriales y espacios públicos. Contar con un tratamiento profesional de ignifugación no es ya opcional; es una obligación moral y legal, y la elección de expertos cualificados resulta imprescindible para asegurar su eficacia.
En un mundo donde los incendios urbanos e industriales representan un riesgo constante, la ignifugación se ha convertido en un componente vital de la seguridad. No se trata únicamente de cumplir con la ley, sino de proteger vidas y minimizar daños materiales que pueden ser devastadores. La transformación que un tratamiento ignífugo realiza en los materiales asegura que, ante un incendio, las estructuras mantengan su integridad durante más tiempo, facilitando la evacuación y la actuación de los sistemas de extinción.
Por ello, cada vez es más relevante confiar en empresas de prestigio que realicen ignifugaciones Barcelona, garantizando la correcta aplicación de los tratamientos y la emisión de certificados válidos que cumplan con los estándares más exigentes.
Cuando hablamos de protección pasiva contra incendios, nos referimos a todos aquellos elementos y técnicas que evitan que el fuego se propague y que limitan los daños estructurales. En este contexto, el certificado de ignifugación se convierte en una pieza clave, ya que valida que los materiales cumplen con los requisitos de resistencia al fuego necesarios para mantener la seguridad integral.
La ignifugación no solo ralentiza la propagación del fuego, sino que protege los bienes y facilita la evacuación de las personas, demostrando su valor en construcciones modernas, textiles, mobiliario, decoración y en cualquier entorno con riesgo real de incendio.
El camino hacia un certificado de ignifugación es riguroso y técnico. Comienza con la aplicación de productos ignífugos homologados sobre los materiales, seguida de ensayos en laboratorios especializados que simulan escenarios de fuego extremo. Solo tras superar estas pruebas, el organismo certificador expedirá el documento oficial que avala la resistencia al fuego del material.
Además, este certificado requiere actualización periódica, sobre todo en materiales textiles o estructuras expuestas a desgaste, asegurando que los tratamientos mantengan su eficacia a lo largo del tiempo.
Es fundamental comprender que el certificado de ignifugación no sustituye a los sistemas activos de extinción, como extintores o rociadores automáticos, sino que los complementa. La combinación de protección pasiva y activa constituye la estrategia más eficaz para proteger vidas y bienes.
Mientras la protección pasiva certificada limita la propagación y duración del fuego, los sistemas activos actúan directamente sobre las llamas, creando un entorno de seguridad integral que optimiza la prevención y reduce los daños.
La protección pasiva contra incendios incluye barreras físicas, tratamientos ignífugos y compartimentación, todos ellos orientados a retrasar la acción destructiva del fuego. Sin ella, los sistemas activos pierden eficacia y la seguridad global se ve comprometida. En combinación con un certificado de ignifugación vigente, se consigue un entorno seguro que protege tanto a personas como a instalaciones.
Incendios recientes, como los ocurridos en Sevilla y otras ciudades españolas, demuestran las consecuencias de no contar con medidas de protección pasiva certificadas. La ausencia de ignifugación adecuada y de sistemas activos de extinción marcó la diferencia entre un siniestro controlable y una tragedia con pérdidas irreparables.
Estos casos subrayan la responsabilidad de propietarios, empresas y administraciones de garantizar que todos los materiales y espacios cuenten con los certificados de ignifugación necesarios y que los sistemas de protección pasiva y activa funcionen en armonía.
Más allá de la obligación legal, la ignifugación representa una inversión estratégica. La resistencia al fuego prolonga la vida útil de los materiales, protege infraestructuras críticas y minimiza interrupciones operativas. En contextos industriales, comerciales y residenciales, disponer de materiales ignífugos certificados es un componente esencial para la sostenibilidad, la seguridad y la eficiencia operativa.
Confiar en empresas especializadas que garanticen tratamientos de alta calidad y emisión de certificados válidos asegura que la protección contra incendios se mantenga sólida en el tiempo, convirtiéndose en un activo intangible de seguridad que aporta tranquilidad y cumplimiento normativo.
El certificado de ignifugación no es un mero requisito administrativo: es la piedra angular de la protección pasiva contra incendios. Sin él, los sistemas activos pierden eficacia y la seguridad integral queda comprometida. Contar con materiales tratados y certificados garantiza la resistencia frente al fuego, protege vidas, reduce daños y asegura el cumplimiento legal.
La prevención comienza en la base, y esa base es la ignifugación certificada. Apostar por empresas de reconocido prestigio, actualizar periódicamente los certificados y mantener una estrategia integral de protección activa y pasiva constituye la única forma de garantizar una seguridad robusta y efectiva frente al riesgo de incendios.