LECTURA 24
Lectura comprensiva 5º
PERICO
Un día había comprado la madre de Perico en el pueblo un cochinillo y le dijo:
-Te voy a dar un encargo, pero a ver cómo lo haces. Coge la burra, vete al pueblo, te vas a casa del tío Santos y le dices que te dé el cochinillo que le he comprado, y te vuelves.
No tardes.
En el camino dijo Perico al cerdito:
-¿Tú sabes ir a casa de la señora María?
El cochinillo gruñó:
-iUnjc! iUnjc! iUnjc!
Periquillo creyó que le decía que sí, le pegó un palo y el cochinillo se marchó corriendo camino adelante.
Su madre, que estaba intranquila por lo que tardaba, le preguntó por el cerdo.
-¿Pero no ha venido? ¡Si me dijo que sabía venir aquí!
-¡Ya lo podías haber atado a la cola de la burra!
Vas a coger la burra, pero móntate, no seas tonto, te vas al pueblo y recoges de casa del calderero la caldera que le llevé a arreglar la semana pasada.
Perico llegó a su casa con la caldera toda abollada.
- Usté me dijo que la atara a la cola de la burra.
- Tenías que habértela puesto en la cabeza para que no se estropeara.
Pasado algún tiempo, la madre le mandó al pueblo a comprar un kilo de pez, y cuando llegó a su casa no podía apearse, porque estaba pegado con la pez a la albarda.
-Usté me dijo que me la pusiera en la cabeza.
-Eso la caldera, so tonto; no la pez. i Debías remojarla de vez en cuando para que no se derritiera!
Un día le mandó su madre al pueblo con unas alforjas y un talego a comprar sal.
Fue Perico, compró la sal, y al regreso iba remojando el talego en todos los charcos
y arroyos que iba encontrando. Cuando llegó a su casa, presentó a su madre el talego todo mojado y sin nada de sal.
Su madre ya no le hacía ningún encargo, pero un día vio la madre que no quedaba leña en casa; creyó que su hijo no podría hacer ninguna tontería yendo a buscar leña y le dijo:
-Mañana vas a ir al monte a traer leña.
Perico se puso muy contento al ver que su madre le mandaba hacer algo y dijo:
-Liámeme bien temprano.
A la mañana siguiente, la madre despertó a Perico y le dijo:
-¡Anda, levántate! ¡Oye, súbete en la burra!
Perico se levantó, se fue a la cuadra, se montó en la burra y montado en la burra se quedó en la cuadra. Por la tarde su madre pasó por casualidad, frente a la cuadra y allí vio a Perico.
- Pero ¿qué haces aquí?
-¿No me dijiste esta mañana que me subiera a la burra?
-Es verdá que te lo dije, y como ésta es la tontería menos tontería de las que has hecho, te voy a mandar todos los días a por leña.
C.F.M.
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