LECTURA 48
Lectura comprensiva 4º
UN GATO BLANCO
Una noche entró un gato blanco en la casa y se coló en la bodega. Empezó a dar vueltas por la oscuridad y no encontraba la salida. Se puso a gatear por la pared y tropezó con el primer despojo. Al sentir tacto de plumas lanzó un maullido que despertó al maestro y a Alfanhuí. Ambos bajaron a la bodega con un farol, y encontraron al gato, que tenía en la boca un cuello de cisne, con cabeza y todo.
El cuello del cisne se movía como si estuviera vivo y tiraba picotazos contra la frente del
gato porque éste le apretaba por los tendones, y como le daba miedo no sabía soltarlo.
El gato se lanzaba a grandes saltos contra las paredes y hacía chispas amarillas al rozar sus uñas con las piedras. El maestro hizo señas a la criada para que cogiera el gato. La bajó en brazos hasta la bodega porque con las ruedas no podía bajar sola. La criada cogió el gato sin vacilar, y éste soltó el cuello del cisne y la mordió en la muñeca.
La muñeca sonó a piel reseca y la criada se quedó callada. Volvió a cogerla en brazos el maestro y la subió al piso. Todos se volvieron a la cama, y la criada se acostó sin soltar el gato, que se estuvo peleando con ella toda la noche. A la mañana siguiente la criada estaba toda destrozada. Tenía la piel de los brazos, del pecho y del cuello arañada y hecha tiritas y se le salía el relleno.
Con el gato hicieron cordeles para relojes de pesas; con sus uñas, un rascador para peinar pieles; con los huesos de su esqueleto, una jaulita para ratones, y con la piel, fabricaron un tambor y curaron a la criada.
(Rafael Sánchez Ferlosio)
C.F.M.
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