LECTURA 41
Lectura comprensiva 4º
GAVIOTAS Y DELFINES
Parecía que el coche iba a reventar. Las ruedas bajaron hasta casi conseguir arrastrar la barriga del auto por el suelo. Pero aguantó. El coche con todos dentro se subió a un barco y, después de un viaje a través del mar , en el que vieron miles de gaviotas y hasta un delfín, llegaron a la isla verde y olorosa.
Cuando su madre abrió la puerta de la casita blanca frente al mar que habían alquilado, Cloti y María se declararon la guerra. Echaron a correr por toda la casa par a poder elegir la mejor habitación.
-¡Mía!- gritó Cloti cuando encontró la habitación más grande. Como tenía las piernas mucho más largas que María, había llegado antes que ella. Cloti se lanzó sobre la cama y miró a su hermana con cara de pocos amigos.
-¡No puedes estar aquí, éste es mi cuarto!
Así que a María no le quedó más remedio que conformarse con una habitación mucho más pequeña que daba al norte. Desde allí no se veía el mar, aunque sí que se escuchaba. El verano no había empezado muy bien. Y los malos principios no suelen traer nada bueno. Y el verano de María se complicó. Y se complicó porque sus padres se empeñaron en poner el ordenador en el salón y a ella delante del ordenador.
-¡Tienes que repasar! Deberías tomar ejemplo de Cloti- dijo su madre-. Este año has estado un poco floja en matemáticas y no quiero que el año que viene vuelva a ocurrir.
Anita Walker Moon
El secreto
C.F.M.
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