LECTURA 7
ALBERTO
Alberto era un muchacho sencillo, educado y simpático. Su sonrisa
inspiraba confianza y su talento provocaba comentarios de admiración
entre los mayores. Su flequillo recto, que le llegaba a las cejas y
redondeaba el aspecto de su cara, era también muy famoso entre sus
compañeros de colegio.
Desde que en cierta ocasión ayudó al dueño de una feria a reparar el
mecanismo que ponía en marcha el tiovivo, había demostrado su ingenio muchas veces.
Ayudaba a los vecinos a arreglar los relojes, los hornillos, las lámparas y hasta los motores averiados.
No faltó quien dijera que Alberto hablaba con las máquinas.
C.F.M.
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