LECTURA 36
Flora
Aunque Flora era pobre, se esforzaba mucho para que su hogar fuese tan cómodo como el de una ratita rica.
Las habitaciones de su casa, que brillaban de puro limpias, tenían todo lo que un ratón de vida sencilla puede desear: una mesa, unas cuantas sillas y una blanda camita cubierta con una colcha, que había cosido la misma Flora uniendo retales.
Flora se levantó muy temprano, y antes de desayunar acabó sus tareas y dejó la casa limpia y ordenada. Como todos los días, barrió, colocó los cojines y fregó los pucheros hasta sacarles brillo.
C.F.M.
Obra publicada con Licencia Creative Commons Reconocimiento Compartir igual 4.0