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El Olimpo
Los dioses del cielo habitan sobre el monte Olimpo. Un monte mítico, pero también realmente existente, en cuya cima, por siglos y siglos sin ser hollada, es alcanzada por primera vez solo en 1913, hace poco más de cien años.
El Olimpo se encuentra al norte de Tesalia y precisamente entre esta región y Macedonia, no lejos de las costas del mar Egeo (en el mundo griego existen diversos montes llamados Olimpo: además del anterior -el más célebre- encontramos uno en Misia, otro en Élide y otro más en Arcadia).
El mítico monte es un macizo empinado, recubierto de castaños, donde el verde de los árboles contrasta con la blancura de las paredes calcáreas, que termina, casi a tres mil metros de altura, con una cresta escarpada e imponente, cubierta de nieve y envuelta de niebla y de nubes. Entre aquellas nubes, como cuenta los antiguos cantores de la Pieria, querida por las Musas,se oculta la morada más esplendorosa y radiante del mundo: el palacio de los dioses del cielo, invisible a los mortales.
Allí arriba cada divinidad tiene su personal residencia, luminosa como un diamante. Sobre todas, en posición dominante, está la casa de Zeus, con una enorme sala donde los dioses se reúnen en torno a él para tomar decisiones, para juzgar, para sentarse al banquete bebiendo y comiendo en copas y platos de oro. La mesa descansa como todo el edificio sobre nubes y en torno a ella deambula Hebe, hija de Zeus y de Hera y personificación de la juventud. Con pasos ligeros, yendo de uno a otro comensal, la muchacha vierte en las copas con un ánfora también de oro, el néctar, una bebida color rojizo que da la inmortalidad, mientras en los platos se sirve la ambrosía, una sustancia que, como el néctar, tiene la virtud de mantener alejada la muerte.
A menudo los banquetes son animados con la música de la cítara de Apolo y, sobre todo, por el canto de las Musas, las nueve hijas de Zeus y Mnemósine, que con Hebe y las Horas también danzan para entretener placenteramente a los dioses.
Durante estas reuniones, Zeus se sienta en el centro sobre un trono fulgurante de luces. A su derecha está su esposa Hera. Siguen Poseidón, Hermes. Apolo, Ares y Hefesto. A su izquierda están todas las diosas:Afrodita, Artemis, Hestia, Atenea y Deméter.
Después cae la noche sobre este sereno espectáculo y tres diosas, las Horas, hijas también de Zeus, que tienen la tarea de vigilar la entrada y la salida del Olimpo, cierran la puerta de la ciudad celeste, sobre la cual, la bóveda del cielo estrellado hace de techo a la gran sala.
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